Mentiras piadosas
Cinco meses más tarde me puede la imperativa necesidad de volver a escribir algo. Y aún no tengo muy claro el qué. Quizá no sea más que una vulgar mentira.
Mentiras piadosas durante todo este tiempo, lo siento de verás no era mi intención. Me habéis visto asomarme a lo alto de la manía casi como si fuera natural, siempre hiperactiva, dentro de una constante. Pero no. Me he asomado tanto al borde, tan cerca de la meta de cruce, que casi no vuelvo. Que triste reconocer eso. Porque implica un contrapulso muy hondo, un pozo que todavía estoy explorando.
He ocultado la más oscura verdad, los pulmones más aterciopelados en muerte, las venas más secas, el corazón más ronco, y la vida menos preciada. También la he menospreciado.
He visto como nos reafirmábamos, a la vez que me destruían. Y también me he visto destruirme.
¿Y como asumir tanta mierda de golpe? Imposible para mí. Negación, ira y frustración. Sales a la calle, sonríes, aparentas. Alguien te asusta, mínimo, casi imperceptible, una aparente tontería. A tocado el botón. Alarma, alerta, el corazón da un solo bombeo, un clic a la altura del cerebro. A empezado.
Empiezas a sangrar por los ojos, a llorar por las venas, palpitas, arriesgas a respirar. Nada entra, te asfixias. Otro bombeo. No pasa nada de verdad, estoy bien. Sal de ahí, huye, intenta controlarte. Analízalo, se racional, sabes que no tenía ni el más mínimo atisbo de intencionalidad. Ostia cuando diálogo interno, que miedo.
Y así durante siete intensos meses. Y sabes que incrementan tus sensaciones internas cuanto más te autofocalizas; y sabes que el pensamiento no es correcto, ni funcional, ni adaptativo, ni óptimo... Pero esta ahí. Y te está persiguiendo durante 24/7, hasta para comer.
Y tengo la certeza de que no me gusta arrastrar las sonrisas, de verdad, que las quiero sinceras, largas, comprensivas. De esas sonrisas que escuchan y hablan a la vez. Ojalá nunca más deba hacerlo, ojalá nunca más deba mentir.
Que de tanto renacer ya he dejado de ser gato, y sé que no soy inmortal. No vaya a ser que me salgan mal las cuentas y acabe teniendo una muerte prematura. Pero anticipada.
Mentiras piadosas durante todo este tiempo, lo siento de verás no era mi intención. Me habéis visto asomarme a lo alto de la manía casi como si fuera natural, siempre hiperactiva, dentro de una constante. Pero no. Me he asomado tanto al borde, tan cerca de la meta de cruce, que casi no vuelvo. Que triste reconocer eso. Porque implica un contrapulso muy hondo, un pozo que todavía estoy explorando.
He ocultado la más oscura verdad, los pulmones más aterciopelados en muerte, las venas más secas, el corazón más ronco, y la vida menos preciada. También la he menospreciado.
He visto como nos reafirmábamos, a la vez que me destruían. Y también me he visto destruirme.
¿Y como asumir tanta mierda de golpe? Imposible para mí. Negación, ira y frustración. Sales a la calle, sonríes, aparentas. Alguien te asusta, mínimo, casi imperceptible, una aparente tontería. A tocado el botón. Alarma, alerta, el corazón da un solo bombeo, un clic a la altura del cerebro. A empezado.
Empiezas a sangrar por los ojos, a llorar por las venas, palpitas, arriesgas a respirar. Nada entra, te asfixias. Otro bombeo. No pasa nada de verdad, estoy bien. Sal de ahí, huye, intenta controlarte. Analízalo, se racional, sabes que no tenía ni el más mínimo atisbo de intencionalidad. Ostia cuando diálogo interno, que miedo.
Y así durante siete intensos meses. Y sabes que incrementan tus sensaciones internas cuanto más te autofocalizas; y sabes que el pensamiento no es correcto, ni funcional, ni adaptativo, ni óptimo... Pero esta ahí. Y te está persiguiendo durante 24/7, hasta para comer.
Y tengo la certeza de que no me gusta arrastrar las sonrisas, de verdad, que las quiero sinceras, largas, comprensivas. De esas sonrisas que escuchan y hablan a la vez. Ojalá nunca más deba hacerlo, ojalá nunca más deba mentir.
Que de tanto renacer ya he dejado de ser gato, y sé que no soy inmortal. No vaya a ser que me salgan mal las cuentas y acabe teniendo una muerte prematura. Pero anticipada.
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